martes, 20 de octubre de 2015

PRI: los recuerdos del porvenir


La sagacidad y eficacia del PRI para recuperar el control del país es sorprendente. No creo en los complots ni conspiraciones, pero a veces pienso que alguien diseño la agenda para neutralizar los contrapesos que limitan al Presidente.  Asistimos a la restauración del presidencialismo, cuyo brazo ejecutor es el partido tricolor. Es como una máquina del tiempo; estamos regresando a los años 50. Poco a poco, el aparato del Estado se va alineando al Ejecutivo Federal. Por ejemplo, una de las primeras acciones de los legisladores priístas fue desmantelar el (maltrecho) servicio civil de carrera que (tímidamente) Vicente Fox intentó poner en marcha. El mensaje del PRI fue contundente. En la burocracia federal no hay espacio para la oposición.
       Los gobernadores gastalones y derrochadores, que durante los sexenios panistas se sintieron independientes, nuevamente son vasallos de la Capital Federal. La Secretaría de Hacienda tiene el derecho a controlar el endeudamiento de los estados “libres y soberanos”. El mando único de la policía (con el que estoy de acuerdo) apunta a la misma dirección; los gobernadores irán perdiendo poder. De IFT, mejor ni hablar. El INE da vergüenza; la mayoría de sus consejeros rinden pleitesía el PRI y su Patiño, el Partido Verde. El sindicato de PEMEX no dijo ni pío con la reforma energética. Encarcelada Elba Esther Gordillo, el SNTE regresó a su vieja vocación priísta. No nos hagamos bolas, la maestra está en la cárcel como escarmiento para los líderes sindicales que intenten moverse al margen del partido. El Presidente consiguió las reformas estructurales gracias a la estirpe priista del sindicalismo petrolero.
       Por su parte, las autoridades de las universidades públicas le han bajado a la crítica contra el gobierno federal. La influencia de  Presidencia también se siente en el Consejo de la Judicatura, pieza clave del Poder Judicial de la Federación. La inclusión de Medina Mora en la Suprema Corte anuncia el perfil de los nuevos ministros.  El PRI necesita presencia en la Corte, como antaño. Ya verán cómo los nuevos nombramientos cerrarán la pinza.
     Se ha dado poca atención a una próxima sede vacante: el INEGI. El periódo del Dr. Sojo cargo del instituto está por acabar. Al Gobierno Federal le urge acotar la autonomía INEGI; pues el instituto desmiente constantemente los “compromisos cumplidos” de Enrique Peña. El INEGI es algo más que una piedrita en el zapato; es un verdadero dolor de cabeza. Verán cómo se colocará a un incondicional a la cabeza de esa institución. Estamos a un paso de la restauración de la Presidencia imperial.
Sapere aude!

@hzagal

1 comentario: