domingo, 25 de octubre de 2015

¡Viejos de todo el mundo! ¡Uniós!


Ayer me escapé a ver El pasante de moda (The Intern, Warner Bros. 2015). La película es cursi y palomera, pero bien hecha. Ben Whittaker (Robert de Niro) es un viudo de 70 años, saludable, simpático y jubilado con una jugosa pensión. Aburrido de su retiro, Whittaker aprovecha una inaudita oportunidad como “becario” en una empresa de ropa que se vende en internet. La compañía, deseosa de cumplir con las cuotas de lo políticamente correcto, lo contrata como asistente de la directora general y fundadora del negocio, Jules Ostin (Anne Hathaway). La  chica, guapa, creativa y eficaz, mira a Niro con desprecio. ¿Qué demonios hace un viejo de 70 años trabajando en una empresa posmoderna? La historia es previsible. La experiencia y carisma de De Niro lo convierten en el empleado estrella de la compañía. Por si fuese poco, el “becario” se convierte en el consejero matrimonial de Ostin.

Pero la vida no es así. En el mundo real, los viejo sobramos. ¿Les conté? ¿Hace unos meses, una importantísima revista de México me pidió una entrevista?  Hasta ahí todo bien; pero luego me abollaron el ego. ¡Auch! El editor general se enteró de mi edad y declinó publicarla, porque “no era la imagen que quería dar a sus lectores”. Eso sí, el editor tuvo la gentileza de enviarme mi casa una caja de botellas de vino como desagravio. Pero “palo dado, ni Dios lo quita”.

Quienes tenemos más de 40 años sobramos en las empresas. Para un "decrépito anciano" de 50 años es prácticamente imposible conseguir empleo. Así de claro. Lo demás es dorar la píldora. Uno de los sectores más discriminado en México son lo mayores de 50 años. De poco importa que sean trabajadores, honestos, saludables y experimentados. En el mercado laboral de nuestro país los viejos estamos de más.

Lo más absurdo: pronto seremos un país de viejos. El gobierno  viene anunciando la catástrofe. En unos años, no habrá dinero para dinero para pagar las pensiones de los (pocos) afortunados que gozaremos de ellas.  ¿No sería razonable alargar  la vida laboral de quienes a sus 65 años aún pueden y quieren trabajar? Dejemos de hacernos tontos, la vejez es tan mal vista por los jóvenes que se han inventado el término “adulto mayor” o “adulto en plenitud” para evitar la palabra obscena “vejez”.

La vejez que nos espera es amarga y miserable, a menos de que logremos reposicionar el valor de la experiencia. ¡Viejos de todo el mundo! ¡Uníos! Si nosotros hicimos este mundo, no tenemos porque ser expulsados del mundo laboral. Y ustedes, jóvenes, recuerdan el adagio “Como te ves, me vi; como me ves, te verás”. No sean tontos, no caven su propia tumba.

Sapere aude!

@hzagal

martes, 20 de octubre de 2015

PRI: los recuerdos del porvenir


La sagacidad y eficacia del PRI para recuperar el control del país es sorprendente. No creo en los complots ni conspiraciones, pero a veces pienso que alguien diseño la agenda para neutralizar los contrapesos que limitan al Presidente.  Asistimos a la restauración del presidencialismo, cuyo brazo ejecutor es el partido tricolor. Es como una máquina del tiempo; estamos regresando a los años 50. Poco a poco, el aparato del Estado se va alineando al Ejecutivo Federal. Por ejemplo, una de las primeras acciones de los legisladores priístas fue desmantelar el (maltrecho) servicio civil de carrera que (tímidamente) Vicente Fox intentó poner en marcha. El mensaje del PRI fue contundente. En la burocracia federal no hay espacio para la oposición.
       Los gobernadores gastalones y derrochadores, que durante los sexenios panistas se sintieron independientes, nuevamente son vasallos de la Capital Federal. La Secretaría de Hacienda tiene el derecho a controlar el endeudamiento de los estados “libres y soberanos”. El mando único de la policía (con el que estoy de acuerdo) apunta a la misma dirección; los gobernadores irán perdiendo poder. De IFT, mejor ni hablar. El INE da vergüenza; la mayoría de sus consejeros rinden pleitesía el PRI y su Patiño, el Partido Verde. El sindicato de PEMEX no dijo ni pío con la reforma energética. Encarcelada Elba Esther Gordillo, el SNTE regresó a su vieja vocación priísta. No nos hagamos bolas, la maestra está en la cárcel como escarmiento para los líderes sindicales que intenten moverse al margen del partido. El Presidente consiguió las reformas estructurales gracias a la estirpe priista del sindicalismo petrolero.
       Por su parte, las autoridades de las universidades públicas le han bajado a la crítica contra el gobierno federal. La influencia de  Presidencia también se siente en el Consejo de la Judicatura, pieza clave del Poder Judicial de la Federación. La inclusión de Medina Mora en la Suprema Corte anuncia el perfil de los nuevos ministros.  El PRI necesita presencia en la Corte, como antaño. Ya verán cómo los nuevos nombramientos cerrarán la pinza.
     Se ha dado poca atención a una próxima sede vacante: el INEGI. El periódo del Dr. Sojo cargo del instituto está por acabar. Al Gobierno Federal le urge acotar la autonomía INEGI; pues el instituto desmiente constantemente los “compromisos cumplidos” de Enrique Peña. El INEGI es algo más que una piedrita en el zapato; es un verdadero dolor de cabeza. Verán cómo se colocará a un incondicional a la cabeza de esa institución. Estamos a un paso de la restauración de la Presidencia imperial.
Sapere aude!

@hzagal